domingo, 11 de marzo de 2007

Carta

Aún no tengo muy claro que era lo que ibas buscando en aquel lugar, ni qué fue lo que te atrajo.
Sólo sé que me sometiste a tus pruebas y las fui pasando una por una, sin ser plenamente consciente de ello.
Te acercaste sigilosamente y susurraste tus aptitudes a mi oído, luego me hiciste preguntas acerca de mi todo, y sonreías con cada una de mis respuestas, de mis gestos, de mis silencios.
Seguiste observando desde la distancia (eso lo supe luego), en las sombras que el ruido de la noche te facilitaban, y escudriñabas cada parte que yo trataba de ocultar, desnudándome a tu manera, con tus reglas.
Luego me lanzaste más preguntas, acerca del futuro, de los planes, del mundo. Pediste referencias firmadas, me sorprende que no solicitaras análisis de sangre. Finalmente decidiste estrujarme contra el pecho, fundiéndome con tu desilusión, atrapándome en la jaula de tu apatía.
Ayer se cumplió el plazo que teníamos previsto para el fin del futuro, para el comienzo del presente. Y es ahora cuando quiero decirte que lo hemos conseguido, que ha dado su fruto el esfuerzo que hiciste para escoger el vientre, hoy te puedo decir que nos hemos quedado preñados de traición y desengaño.

1 comentario:

Fossil dijo...

A los sentimientos no les pongas plazos ni barreras, no me gusta la gente que tiene que etiquetarlo todo de ti.. Alguien que fija pruebas para obligarte a pasarlas.. es alguien que no da la talla..